Esta sección está dedicada a cómo funciona el ser humano, el inconsciente colectivo y el individual, ¿por qué nos comportamos de una manera cuando nos ocurre algo?, ¿de qué y porqué tenemos miedo? Tocará un poco las enseñanzas de Carl Gustav Jung, Los cuatro acuerdos Toltecas de Miguel Ruiz, filosofía de Louise Hay, Deepak Chopra, Eckhart Tolle, Paramhansa Yogananda y muchos otros.
Empezaremos por unas nociones sobre física cuántica imprescindibles para entender los vertiginosos cambios que se están produciendo en nuestro planeta. Y me diréis, ¿porqué física cuántica? Pues porque estudia el comportamiento de las partículas subatómicas y ha demostrado en este último siglo, que sus teorías son por ahora las que más se acercan a la realidad.
Las teorías de la física cuántica explican de una forma científica porqué funcionan las terapias energéticas, porqué son efectivas las sesiones a distancia, lo importante que es la toma de consciencia del motivo por el cual se ha manifestado un malestar o hasta una enfermedad y, que nosotros con nuestras creencias y pensamientos creamos nuestra propia realidad.
Lo que crees creas.
Un concepto muy importante es que el observador influye sobre lo observado, «Efecto Observador”. Eso quiere decir que dependiendo de la intención o expectativas del observador, la realidad se muestra de una manera o de otra. Esto implica que dependiendo de la consciencia del observador, es decir, sus pensamientos, emociones, creencias, entorno social, programas heredados de sus ancestros, etc.. así es la realidad que proyecta. E implica también, que al igual que hemos creado nuestra realidad y somos responsables de ella, la podemos modificar o eliminar todo lo que no nos guste cambiando nuestra manera de ver las cosas, o modificando nuestra manera de actuar que normalmente sigue unos patrones adquiridos. Cuando empezamos a hacer esto, todo cambia a nuestro alrededor, abriéndose nuevas posibilidades y opciones que antes ni siquiera hubiéramos imaginado posibles para nosotros.
Gregg Braden en “La matriz divina”: El propio acto de mirar con la expectativa de que exista algo puede ser precisamente la fuerza que cree ese algo para que lo veamos.
Todos y todo es energía.
Pero ¿cómo es posible que mi intención o pensamiento cambie mi realidad?, para explicar esto, primero hay que explicar qué son y cómo se comportan los fotones.
La pregunta inicial que nos haríamos sería ¿de qué estamos formados? Tras muchos experimentos para saber qué son las ondas luminosas, finalmente Planck y Einstein, definieron que la energía transportada por las ondas luminosas está distribuida en pequeños paquetes de energía o cuantos de luz, que más tarde se llamarían fotones. Es decir, que la luz no es continua, y su energía depende de su frecuencia; a menos frecuencia más densidad y a más frecuencia menos densidad. Por lo tanto, todo es energía, tú, yo, la naranja, el avión,… todo absolutamente es energía. Pero esto no explica que podamos modificar la realidad ¿no?, y si os dijera que esos fotones se pueden comportar como onda o como partícula dependiendo del entorno y claro está del observador. ¿A que eso si que cambia todo?
Dualidad onda partícula.
Se han hecho experimentos con fotones, y después se ha demostrado también con otros cuerpos físicos como electrones, que demuestran que éstos se pueden comportar como paquetes de energía en forma de onda electromagnética (con propiedades ondulatorias) o como una partículas (con propiedades corpusculares medibles) por el simple hecho de poner un observador. Recomiendo mi vídeo Dualidad Onda Partícula, Efecto Observador y Experimento de la doble ranura, pero me encanta también Dualidad onda-partícula (animación del experimento de la doble ranura).
Cuando las partículas se comportan como ondas lo hacen siguiendo un patrón de interferencia. Lyall Watson, define así el patrón de interferencia: Si se tira una piedra a un estanque, producirá una serie de ondas regulares que avanzan en círculos concéntricos. Arrójense dos piedras idénticas en diferentes puntos del estanque y se tendrán dos series de ondas similares que avanzan hacia sí. Donde se encuentren interferiran la una con la otra. Si la cresta de la una choca con la cresta de la otra, trabajarán juntas y producirán una onda reforzada el doble de alta. Si la cresta de una coincide con el seno de la otra, se anularán mutuamente y produciran un remanso de agua tranquila. De hecho se dan todas las combinaciones posibles de ambas, y el resultado final es un arreglo de rizos conocido como pauta o patrón de interferencia.
Extracto de “La naturaleza de la materia” de Max Plank, premio nobel de física 1918. : ….La materia no existe como tal. Toda la materia se origina y existe sólo debido a una fuerza que hace vibrar la partícula de un átomo y que da cohexión a este sistema solar tan diminuto. Tenemos que suponer detrás de esta fuerza la existencia de una mente consciente e inteligente. Esa mente es la matriz de toda la materia.
Los átomos no son sólidos sino pequeñas nubes de probabilidad.
Pero no sólo es que una partícula subatómica se pueda comportar de una u otra manera, sino que además en 1926, el físico Max Bohn demostró matemáticamente que las ondas cuánticas son ondas de probabilidad no de materia.
En la «Interpretación de Copenhague», Bohr y Heisenberg dijeron que los átomos no son pequeños sistemas solares en miniatura, sino algo mucho más caótico: pequeñas nubes de probabilidad. Cada partícula subatómica no es algo sólido y estable, sino que existe simplemente como una potencialidad de cualquiera de sus entidades futuras, lo que los físicos llaman superposición, como una persona que se mira a sí misma en una sala de espejos.
En 1927 W.Heisenberg, postuló el “Principio de Incertidumbre” que dice que en el mundo subatómico las propiedades relacionadas con una partícula no pueden ser medidas exactamente al mismo tiempo; o bien se determina la posicion exacta de una partícula en el espacio, o bien la velocidad pero no ambas a la vez. ¿Y esto que significa?, pues que los átomos son pequeñas nubes de probabilidad y que existe únicamente como potencialidad hasta que la observamos o la medimos, momento en que se colapsa y pasa a comportarse como partícula. Por lo tanto, la materia no es algo definido o estable. ¡¡¡Cuidado!!! este principio sólo aplica con el mundo subatómico. Esto no contradice que sabiendo la velocidad de un coche y su trayectoria podamos calcular exactamente en que posición está.
Llegado a este punto en el que ya sabemos que TODO es energía, que dicha energía se puede comportar como onda o como partícula según el observador (intención – consciencia) y que además esa partícula no es algo sólido sino que es una nube de probabilidades. Es el momento de añadir otro concepto importante tanto para la física cuántica como para nosotros, ya que nos demuestra que nuestro pensamiento influye en los demás aunque estén muy lejos en ese momento y que las sanaciones a distancia son tan efectivas como las presenciales. Y ese concepto es el entrelazamiento cuántico.
El entrelazamiento cuántico.
El entrelazamiento cuántico explica como un conjunto de partículas entrelazadas, es decir que en algún momento han estado unidas, quedan unidas para siempre y se comportarán a partir de ese momento como un único sistema, independientemente de la distancia que haya entre ellas, y por tanto el cambio de estado de una de sus partículas afecta al resto de forma instantánea (más rápido que la luz). Para hacerlo más gráfico, si tenemos dos partículas A y B que han estado unidas en algún momento y se midió que su spin era neutro y luego se separan, una se queda en España y la otra en Australia, y provocamos un cambio en la partícula A que está en España haciendo que su spin gire hacia arriba, este cambio se manifestará instantáneamente en la partícula B que está en Australia de manera complementaria, girando su spin hacia abajo.
Para Einstein esto no tenía sentido, pues para él nada podía viajar más rápido que la velocidad de la luz y pensaba que la mecánica cuántica estaba incompleta. Por eso, junto a Podolsky y Rosen plantearon en 1935 un problema mental a ser resuelto y que posteriormente se llamó “La paradoja EPR” que consistía en determinar si cuando dos partículas A y B que han estado entrelazadas y después han sido separadas, tenían dichos valores con anterioridad a la observación, o no.
La paradoja EPR fue durante un tiempo, un argumento bastante convincente en contra de los postulados de Bohr, el cual sólo tenía como argumento que matemáticamente estaba demostrado.
Sin embargo era Einstein el equivocado y con el tiempo John S. Bell, un físico del CERN en Suiza, ideó un experimento que podía ser llevado a cabo, y que permitiría poder comprobar con certeza quien tenía la razón en esta duradera controversia. A este experimento se le llama “La desigualdad de Bell”.
En el año 1964, John Bell propuso una forma matemática para poder verificar la paradoja EPR. Bell logró deducir unas desigualdades asumiendo que el proceso de medición en mecánica cuántica obedece a leyes deterministas y asumía la localidad, para tener en cuenta las críticas de EPR. Si Einstein tenía razón, las desigualdades de Bell eran ciertas y la teoría cuántica estaba incompleta. Por el contrario, si la teoría cuántica estaba completa estas desigualdades serían violadas, esto último es lo que ocurrió, confirmando que la teoría cuántica es hasta el momento la teoría más precisa que describe el mundo subatómico aunque contradiga a nuestro sentido común y experiencia cotidiana. De 1976 en adelante, se han llevado a cabo numerosos experimentos y en todos ellos se han violado las desigualdades de Bell confirmando la mecánica cuántica.
Se ha descubierto recientemente que el entrelazamiento cuántico también se puede producir a través del tiempo. Es decir, que si tenemos dos pares de partículas A-B y C-D entrelazadas, separamos A de B y C de D y medimos la partícula A, acordaos que al medirla la colapsamos y deja de ser un fotón, muere, en este instante B conoce el nuevo estado de A, nada nuevo hasta ahora, pero si unimos B a C, ahora tanto C como D que nunca han conocido a A también conocen el último estado de A, hecho que ocurrió en el pasado.
Todo lo dicho anteriormente nos hace sospechar ve que vivimos en un holograma o película, como en la película Matrix, en donde una pequeña parte contiene toda la información, y dependiendo de tus emociones o pensamientos se muestra una u otra película o realidad como un holograma.
Holograma.
Dannis Garbor, ingeniero, ganó el premio nobel de 1971 por sus trabajos en los años 40 acerca de la holografía. El dedujo que cualquier imagen óptica podía ser convertida a su equivalente matemático de patrones de interferencia. Es decir, que la información siempre está en forma de patrones de interferencia mientras no se colapse.
Una de las características más importante del holograma es que la imagen se almacena en cualquier sitio de la placa, por lo tanto si se rompiera, cualquier trozo de él puede reconstruir toda la imagen. Lo que nos dice es que cualquier parte contiene la información del todo. Que llevado a nosotros, significa que en nosotros existe a información del todo, pero para descubrirla tenemos que mirar dentro de nosotros mismos, sin egoísmo ni expectativas.
Este concepto de holograma, además de hacernos ver cómo es nuestra realidad, también ha inspirado a estudiosos de otras ramas como Karl Pribram en su investigación sobre como se distribuye la memoria en nuestro cerebro.
Keith Floyd, psicólogo. “En contra de lo que todo el mundo sabe que es así, quizá no sea el cerebro, sino más bien la consciencia la que crea la apariencia del cerebro, la materia, el espacio, el tiempo y todo lo que nos gusta interpretar como universo físico”
Sin embargo, alguno me estaréis diciendo que falta algo más, porque ¿cómo es posible que veamos el mundo que vemos, con las guerras, el hambre, la opresión, etc….? Pues bien, esto es debido a que existe un inconsciente colectivo que se expresa en un consciente colectivo y que es aceptado por todos nosotros debido a que nos lo han ido enseñando desde que nacimos y lo hemos dado por válido.
De ahí la importancia del observador. Un observador consciente tiene el poder de decidir cómo quiere ver las cosas: desde la unidad o desde la dualidad. Desde el sufrimiento, ira, dolor, orgullo, impotencia, egoismo, … o desde la responsabilidad, armonía, equilibrio y unidad. Todos nosotros podemos desde la toma de consciencia cambiar nuestra percepción de lo que vivimos.
Albert Einstein: Si no les gusta el mundo que ven, que sepan que no lo pueden cambiar; pero si cambian la forma de verlo, cambiará su universo.